martes, abril 19, 2016

Tres meses

Hoy hace tres meses que te fuiste papá, y al igual que el 19 de enero hoy también es martes. Siempre odié un poquito los martes sin saber bien la razón, creo que ahora lo entiendo: era una clase de premonición de que en algún momento ese día iba a ser doloroso.

Te fuiste de forma repentina y al mismo tiempo anunciada. Fueron tres meses de vueltas, sanatorio, médicos, diagnósticos. Tres meses que parecieron eternos y al mismo tiempo se fueron un suspiro. Y te fuiste sufriendo. Sé que el día que en terapia intensiva cuando los doctores me llamaron por una complicación y fui a verte, vos ya sabías cuál iba a ser el desenlace. Y me dijiste "chau" como si estuvieras por irte por ahí, pero yo noté el miedo y la tristeza en tu mirada y supe que era tu despedida consciente. Recuerdo que me guardé las lágrimas porque tenía que ser fuerte delante tuyo y también tenía que ser fuerte delante de mamá. Y tragándome el nudo te dije que todo iba a salir bien, que te ibas a recuperar y te susurré besándote en la frente "te quiero mucho". A la semana te fuiste.

Me dejaste sola al frente de muchas cosas. Por momentos tu ausencia es tan fuerte que se parece a un vacío que se quiere tragar todo. Al mismo tiempo, tu presencia se siente en cada rincón, en cada etiqueta y rótulo de la mercadería del negocio, en cada herramienta que tengo que acomodar y en cada mueble y cosa que quedó tal como la dejaste en tu habitación.

Me da angustia cambiar de lugar algunas cosas o directamente guardarlas porque siento que te borro poco a poco, que la huella que dejaste se va sin chances de volver, sin embargo soy consciente que todo debe cambiar, adecuarse y que ahora este es mi lugar. Quizás ya sea hora de entrar en tu pieza para limpiar y ponerme a trabajar seriamente para comenzar con los arreglos pertinentes. Cambiar tu habitación me duele  pero dejarla en estado de abandono me duele aún más. 

Los perros también te extrañan: Nana dejó de secuestrar tus pañuelos pero cuando puede pasa la tarde en tu habitación en su colchoncito. Kiba creo que todavía te espera y hasta me parece que duerme en el garaje con la esperanza de que algún día seas vos el que abra la puerta. Mateo, Nina y Tonio como que se han acostumbrado pero no dejan de estar inquietos.

Mamá todavía está en shock y no lo puede creer, le cuesta elaborar tu ausencia y dice que a veces cree que vas a llegar a casa en cualquier momento. Todavía no ha venido al negocio, ni a verme a mí, ni a los perros, ni los arreglos que he hecho. Dice que necesita tiempo, que entrar al negocio sin que vos estés allí es algo que todavía no puede manejar. 

Por mi parte a veces me encuentro llorando ante un recuerdo pasajero o cuando me topo con cosas que hiciste o que te pertenecieron. Y de tanto en tanto me siento idiota pensando "¡cuando le cuente a papá!" después que algún proveedor o vecino me viene con algún chisme.

Tres meses. Te extraño. Te quiero mucho papi.

No hay comentarios.: