miércoles, febrero 05, 2014

La vida se abre paso a como dé lugar.

Si nos detenemos a observar las pequeñas cosas que nos ofrece la naturaleza vamos a sorprendernos más de lo que esperamos. No necesitamos irnos muy lejos, quizás con poner atención a nuestro propio patio, jardín o balcón es suficiente.
En este último mes tuve dos gratas sorpresas gentileza del mundo botánico. La primera de ellas fue el árbol de palta o aguacate que mi papá tiene en el patio de su casa. Calculo que ya debe hacer fácilmente unos 15 años o más que mi papá plantó un carozo de palta en una maceta y prendió rápidamente. Con el tiempo lo trasplantó al suelo y creció hasta convertirse en un árbol de unos 4 o 5 mts de altura con una copa frondosa, el único problema es que no daba frutos. Mi papá empezó a impacientarse y el árbol al ser tan tupido le hacía  mucha sombra lo cual causó que algunas plantas terminaran secándose al tener bloqueada la luz del sol. En los últimos tiempos se había empecinado en querer deshacerse del árbol, idea que a mí no me gustaba en absoluto. Este verano se la pasó hablando de que iba a ver la manera de cortarlo y a mí se me encogía el corazón. Realmente no me gusta matar un árbol o una planta. Me contó que durante estos últimos años probó todo tipo de métodos para matarlo: echarle kerosene en las raíces así se secaba y era más fácil poder cortarlo, ahogarlo con agua, y otros métodos más que no recuerdo. La cosa era que el árbol se volvía cada vez más fuerte y crecía más. Hará unas dos semanas atrás más o menos, estábamos en el patio viendo las plantas y volvió a surgir el tema de la palta. Justo en el momento que él dice "y en todos estos años esta árbol no dio una puta palta", yo miro hacia arriba y casi se me cae la quijada de verlo colmado de paltas en sus ramas. A veces costaba encontrarlas porque al ser verdes se mimetizaban con las hojas, pero cuando uno focalizaba la vista podían verse muchas, incluso en las ramas más altas que ya casi lindan con la casa vecina. Mi alegría fue indescriptible, porque no solo significaba que ya no era necesario cortarlo porque dejaba de ser un árbol inútil sino que me pareció increíble como logró sobrevivir a todos los intentos de destrucción y al contrario se fortaleció hasta el punto de dar frutos. Logramos cortar un par de paltas, pero necesitamos una herramienta mejor que mi papá dijo que va a preparar.
Por otro lado, hace un mes empecé un experimento de germinación de porotos en frasco. Sí, es el mismo experimento que se suele hacer en escuela primaria. Sí, yo lo hice cuando tenía 9 años. El tema es que cuando se hace en la escuela, es solo a modo anecdótico para ver como crecen las raíces y los tallos a partir del poroto pero una vez conseguido el objetivo la planta se tira. Hacía rato que tenía ganas de volver a hacerlo, tenía ganas de maravillarme otra vez como una niña ante algo tan sencillo como es el origen de una vida. También se sumó el hecho de que dedicarme un poco a las plantas es parte de mi terapia para luchar y terminar de salir de una crisis que vengo arrastrando por más de dos años. En fin, llevé a cabo la germinación, de 7 porotos que puse en el frasco solo 2 prendieron. Eso se debió a que eran porotos de diferentes marcas y evidentemente los 5 que no germinaron no eran fértiles. Fui tomando registro fotográfico diario de como la germinación iba progresando. Hasta que los porotos ya tenían raíces desarrolladas y tallos con hojas, fue ahí cuando decidí pasarlos a una maceta. Quizás me apresuré en hacerlo, o tal vez el hecho de que la planta estuvo todo el día encerrada en el departamento sin recibir luz directa del sol, pero la cuestión es que los tallos no sobrevivieron y se secaron. Así que con un dejo de tristeza, pensé en germinar nuevos porotos para volver a experimentar pero esta vez dando más tiempo antes del trasplante. Hoy me asomé al patio a ver la planta de pimientos que mi papá me había comentado que estaba llena de pimpollos, y de paso me asomé a mi maceta muerta y para mi sorpresa me encuentro con están creciendo tres tallos nuevos. ¿La expliación? Las raíces siguen vivas bajo la tierra y están germinando.
No hay caso, la vida no se detiene. No importa que obstáculos pongamos, siempre se abre camino. Y lo que muere siempre vuelve de alguna manera.