Es difícil explicar lo que siento por momentos. A grandes rasgos puedo decir que estoy en ese período de repliegue y retroceso después de haber avanzado bastante en muchas áreas. Es como cuando se juega a esos juegos de tableros y se cae en una casilla dónde sucede algo que a uno lo hace retroceder unos cuantos casilleros.
Desde el año pasado a esta parte logré avanzar mucho tanto en estudio como en lo que respecta a la vida personal. Después de enfrentar rupturas de diferentes índoles, una autoestima mansillada nuevamente y el ataque de todas las inseguridades, es como que si hubiese recobrado el sentido y el camino de a poco. Pero ahora de nuevo siento que tengo una recaída, que los miedos vuelven a contraatacar y que la negatividad me quiere controlar viendo todo negro, con problemas y sin esperanzas. Quizás la gran diferencia con antes es que ahora soy consciente y que logro despertar del trance, darme cuenta de lo que pasa y frenarme antes de llegar a un punto sin retorno.
El miedo siempre fue mi mayor enemigo, creo que nací con miedo o tal vez gasté todo el coraje en el parto difícil que me tocó para nacer. De algo estoy segura, soy fuerte a pesar del miedo, las inseguridades y las circunstancias. He aguantado cosas que hasta yo misma me admiro de haberlas aguantado.
Este año más allá de los logros acádemicos, hice un gran paso en lo personal al ponerme de novia. Y si bien el escenario no es el ideal, porque es una relación a distancia, se compensa de sobra con la compatibilidad que tengo con mi novia y con la naturalidad con que fluyen las emociones y los sentimientos. Sin embargo desde un tiempo a esta parte, siento como que todo me genera negatividad (y no estoy hablando de mi relación, sino de mi vida en general). El estudio me genera muchas frustraciones que la mayoría de las veces viven en mi mente y que limitan mi potencial para dar mucho más y evolucionar. Mi novia es una persona que no tiene miedo, que no tiene problemas en arriesgar y que siempre persigue lo que quiere. En cierto modo me recuerda a mí misma cuando era más chica solo que en mi caso nunca tuve la suficiente fortaleza para hacer las cosas y todo por causa del miedo.
Cuando creía que en gran parte lo había superado y controlado, regresó y con más intensidad. Siento como si tuviese que pelear con una fuerza invisible que trata de doblegarme y desviarme de mis objetivos como ya lo hizo antaño en el pasado. Por momentos pareciera que todos los grilletes que mis padres me pusieron hubiesen cobrado forma en una especie de yo interior que trata de sabotear mi felicidad. Si hago un repaso mental a situaciones pasadas, el tema del autosabotaje ya está presente en excusas y actitudes negativas que terminaban por dar por tierra con mis sueños y objetivos. No es nada placentero porque es como si no fuera yo la que hablara, es como si esa misma fuerza tomara el control de lo que digo y pienso y me convenciera de darme por vencida.
Varias personas a lo largo de mi vida me han apretado botones diferentes y me han sacudido de diversas maneras. Mi novia no es la excepción, solo que ella a diferencia de los anteriores no lo hace para dañarme sino para hacerme evolucionar. Y es justamente ese piqueteo el que mi instinto y subconsciente perciben como un peligro y automáticamente levantan las barreras para protegerse. Es como en la película Frozen, cuando Anna va en busca de Elsa y cuando la encuentra en su palacio de hielo está radiante, pero ni bien trata de convencerla de regresar, Elsa se asusta y como mecanismo de defensa crea un monstruo de nieve para echarla. El monstruo representa sus miedos en una forma abominable. Yo siento que se monstruo está dentro mío y me obliga a decir cosas que parecen irracionales, me hace sonar como alguien incoherente y falto de madurez. Siento que no soy yo quien habla; que en realidad en mi interior yo quiero exactamente lo opuesto a lo que estoy diciendo. Siento que lo que digo es la manera barata de excusarme para no jugármela porque de repente mi espacio personal se ve invadido por las mejores intenciones de quien me ama y eso me apabulla. Es como si tuviera que procesar muchas emociones juntas que hacen que mi sistema se sature.
Siento que dentro mío hay una batalla por los miedos, lo que soy y lo que quiero ser. No sé quien ganará, solo sé que a veces se torna muy difícil poder seguir adelante.
Mi refugio virtual para reflexionar sobre todo tipo de temas y compartir mis gustos y pasatiempos.
sábado, noviembre 01, 2014
El enemigo interior
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viernes, octubre 17, 2014
Encrucijada
Hablando hoy con mi novia sobre la carrera que va a comenzar el año próximo, su trabajo, los malavares económicos y como eso afectará nuestra relación a distancia, me quedé en modo introspectivo con respecto a mi propia situación. Desde hace tiempo que hee estado considerando buscar
trabajo pero lo que me tira para atrás es el hecho de que se puede ver en
peligro el cursado del traductorado. Por un lado necesito un trabajo aunque sea
de medio tiempo, necesito dinero. Además no me vendría mal para ganar
experiencia y de paso independizarme del entorno familiar que últimamente no me
está haciendo nada bien. El tema es que
el tiempo y la energía que insume un trabajo pondrían en grave riesgo la
carrera porque también consume mucho tiempo y energía. Lamentablemente es una
carrera que además de las horas de cursado exige prácticamente la misma
cantidad de horas en casa estudiando, haciendo trabajos prácticos y tarea. Este
año las cinco materias me desbordaron por su nivel de exigencia y abandoné tres.
Mi plan es el año que viene cursar cinco materias porque no quiero que la
carrera se me haga eterna, cuanto mucho calculo tres años más de cursado y ya.
Necesito recibirme para poder ejercer la profesión y sé que si me pongo a
trabajar eso no va a suceder en un futuro inmediato.
También soy consciente que no es algo imposible el combo de
estudiar y trabajar y que requiere más bien predisposición y sacrificio; dos
cosas que quizás hace veinte años atrás estaba más dispuesta a hacer pero que
ahora ya perdí las ganas y la estamina. No
sé si estoy dispuesta a sacrificar mi tiempo libre y mis hobbies, además sé que
si lo hago eso implicaría que mis niveles de stress se irían por las nubes y me
voy a colapsar como ya me ha pasado. Los colapos por stress no son nada bonito y después me tengo que tomar un mes o un
año sabático para recuperarme.
Todavía no sé bien qué hacer. En mi situación un trabajo
remoto que se pueda realizar desde casa y con horarios flexibles sería lo
ideal, pero no sé por dónde arrancar. Lo único que sé es que necesito dinero, necesito terminar la carrera y siento que ambas cosas no van de la mano.
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jueves, octubre 02, 2014
El dilema del pelo largo
El sexismo no es privativo de los hombres como la mayoría de las veces se asume, está presente en ambos géneros y a veces las mujeres hacen muestras ilógicas de prejuicios e intolerancia hacia los hombres que dejan chiquitos a más de un machista. Siempre dije que no hay peor machista que una mujer y en muchos casos el hombre machista no lo es por ejemplo de su progenitor paterno sino por directa influencia de la crianza de su madre.
A veces es increíble que hoy por hoy aún persistan prejuicios y estereotipos trillados de la índole de que los hombres deben llevar el cabello corto y las mujeres largo y que viceversa está mal. Aunque parezca mentira todavía hay gente que piensa así: mi madre es una de ellas. Hace un rato mientras cocinaba tuvimos una pequeña discusión al respecto que devino de un comentario de algo que ella había visto en una película. Me cuenta que había pescado al pasar una película en la cual uno de los personajes llevaba el pelo largo trenzado hasta la cintura. Hastá ahí todo normal, el tema es que su comentario no solo estaba teñido de ese tono escandaloso sino también con cierto tinte de asco ante la imagen visual de un varón con pelo largo y no solo eso sino además llevando una trenza. Mi respuesta o más bien pregunta fue "¿Y?" a lo que ella, con un dejo de indignación pasó a explicarme que un hombre no tiene necesidad de llevar el pelo largo y mucho menos trenzado. Le dije que esa postura es tan ridícula como decir que la mujer no puede usar pantalones.
La discusión se prolongó un par de minutos más entre comentarios masticados entre dientes. Uno de ellos fue "con razón el mundo está lleno de hijos de puta". Le pregunto que tenía que ver una cosa con la otra y me sale con que los hombres con pelo largo no son de confianza y seguramente son hijos de puta. La verdad a esas alturas yo no sabía si reírme o llorar y me limité a decirle "Si vas juzgar a una persona por su cabello, desde ya te digo que vamos MUY mal. ¿Así que desconfías de un tipo porque tiene pelo largo pero si se te presenta uno con el pelito bien cortito a lo "macho" como a vos te parece correcto asumís que es un buen tipo? Y capaz que ese es justamente un asesino serial..." La conversación terminó con que conmigo no se puede hablar de nada y que soy intolerante.
Yo puedo entender que haya gente de generaciones más viejas que por ahí se criaron en otra época y que les cuesta asimilar cambios propios de lo que se vive ahora. El problema es que este prejuicio pelotudo por el pelo largo en un varón no tiene nada que ver con las épocas sino con una programación insertada en el cerebro que proviene de una gran ignorancia. Me duele mucho que cuestiones de esta índole salgan de mi propia familia, se digan en mi propia casa y no de cualquiera sino de la persona que me dio el ser. Por ahí ahora logro entender un poco mejor gran parte de los mambos que me aquejaron durante la mayor parte de mi vida. Cuando uno se sale de la matrix ve las cosas con otros ojos, empieza a comprender porque tuvo que pelearla tanto para conseguir cosas que se suponen son normales. También cosas así me sirven para entender porque cuando pido comprension y tolorancia con respecto a mi bisexualidad o el hecho de que esté en pareja con una mujer me choco contra una pared. No puedo pretender que comprendan mi sexualidad si en su conjunto de valores ven con horror que un hombre lleve el pelo hasta la cintura.
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domingo, agosto 31, 2014
Una lista de libros interesante.
Que el título no engañe, los libros se pueden leer a cualquier edad. Lo que sí admito que por ahí ciertos libros pueden cambiarte la vida si los lees desde muy temprano.
Books you need to read in your 20s
Books you need to read in your 20s
Cuando buscar defectos es más importante que el resultado final
Domingo.Me propuse cocinar hoy. Como lo venía pensando desde ayer, compré lo que necesitaba en el supermercado y hoy después de desayunar y poner ropa en el lavarropas empecé con los preparativos. Me gusta cocinar, y quizás me gustaría aún más y sería un prodigio de la cocina si mi madre no me hubiese prohíbido tocar la cocina durante toda mi vida. Tengo 37 años y comencé mi incursión culinaria hace menos de un año gracias a que rompí con muchas cadenas emocionales y mentales y también gracias a la terapia que me ayudó a romperlas. Volviendo al tema, el plato de hoy será arroz blanco, milanesas de zapallitos y choclo.
La anécdota no es lo que vamos a comer sino un minúsculo incidente durante los preparativos de las milanesas. No me gusta que haya gente en la cocina mientras estoy cocinando: primero porque no hay espacio; segundo porque si solo van a criticar y hacer comentarios negativos mejor quédense afuera. Mi madre pertenece a esa clase de persona, no te ayuda con lo que necesitás pero está en primera fila para criticar y hacerte dudar en el peor de los casos de los ingredientes y procedimientos. Mientras me encontraba batiendo el huevo con la mostaza para empezar con el rebozado de los zapallitos, ella tuvo que entrar para controlar los choclos que estaban hirviendo y de paso aprovechar a hacer sus observaciones inútiles.
El disparador fue el hecho de que ya que estaba allí, le pedí ayuda con la mostaza: que la pusiera en la cuchara así yo podía mezclarla con el huevo. Al parecer para ella fue más importante observar el tipo de tenedor que yo estaba usando para batir el huevo y en vez de asistirme con lo que necesitaba empezó a buscar otro tenedor en el cajón de los cubiertos. Parece que el apocalipsis iba a ser inminente si yo seguía usando un tenedor de postre (que para efectos es igual a un tenedor común solo un poquito más chico) para batir el huevo y su intención era interrumpir mi proceso para que cambiara de utensilio, lo cual implicaba ensuciar otra cosa más. ¡AL PEDO!
Ante mi negativa de cambiar de tenedor y de pedirle un tanto exhasperada que pusiera la condenada mostaza en la cuchara, ella empezó con su letanía de que soy una inútil, de que nunca llegará el día que haga las cosas totalmente bien, y que de siempre habrá anormalidades en todo lo que hago. Hace un año quizas, todos esos comentarios hubiesen hecho mella en mi vapuleada autoestima, pero sinceramente hoy no: solo me resbalaron. Claro que cuando terminé todo no pudieron faltar sus comentarios relacionados con mi herencia genética, achacando cada uno de mis defectos a mi familia paterna.
En fin...
sábado, marzo 01, 2014
Salir de la zona de comfort: nivel extremo
Es cierto lo que se dice de que la vida comienza una vez que se sale de la zona de comfort. ¿Qué quiere decir esto? Que una vez que nos aventuramos fuera de los límites seguros y conocidos comienza la verdadera experiencia, se comienza verdaderamente a vivir, comienzan los desafíos. Soy la persona menos indicada para hablar sobre esto, porque reconozco que me siento muy cómoda y me cuesta salir de mi cubil para enfrentar el mundo muchas veces. Con medio año de terapia sobre los hombros y mucha introspección, me dí cuenta que me formaron así en base a crianza y adoctrinamiento. Es increíble como los padres son maestros de la manipulación y lavado cerebral cuando se lo proponen. Claro que no voy a quedarme con eso y seguir encerrada en esa zona segura solo porque me hicieron así. También es claro que las cadenas y el adoctrinamiento no se rompen como si nada de un día para el otro.
Recién tuve un ejemplo extremo de parte de mi mamá en cuanto a su negación de salir de su zona de comfort. Me puse a preparar un vaso de medio litro de esos que vienen con tapa y con sorbete con jugo para tener para tomar esta noche mientras miro unas películas. En la bolsa donde están guardados los sobres con los jugos instántaneos en polvo había un par que no eran de la marca que siempre acostumbramos a comprar, seguramente los trajo mi papá en algún momento. Separo uno para preparar para la cena y ella me dice que mejor prepare el de la marca que tomamos siempre. Le digo que si no usa esos de la otra marca se terminarán venciendo (como sucede con muchos alimentos en mi casa por no ser consumidos) y los va a tener que terminar tirando a la basura. Su respuesta fue que prefiere tirarlos antes de arriesgarse a tomar algo de una marca que no conoce. Cabe aclarar que estos jugos en cuestión de la marca BC La Campagnola, osea una primera marca y que no son nada baratos comparados con los Arcor o Tang. Entonces le cuestiono su postura y le digo: "¿Así que preferís tirar a la basura algo con tal de no probar algo que no conocés? Y que encima con lo que cuesta todo ahora, no nos podemos dar el lujo de tirar cosas por capricho." Separé igualmente el jugo para prepararlo. ¿Su reproche? Que la reté en vez de decir las cosas de manera delicada. Es mi madre, y todavía después de 37 años de haberme parido no sabe que la delicadeza no es parte de mí.
Recién tuve un ejemplo extremo de parte de mi mamá en cuanto a su negación de salir de su zona de comfort. Me puse a preparar un vaso de medio litro de esos que vienen con tapa y con sorbete con jugo para tener para tomar esta noche mientras miro unas películas. En la bolsa donde están guardados los sobres con los jugos instántaneos en polvo había un par que no eran de la marca que siempre acostumbramos a comprar, seguramente los trajo mi papá en algún momento. Separo uno para preparar para la cena y ella me dice que mejor prepare el de la marca que tomamos siempre. Le digo que si no usa esos de la otra marca se terminarán venciendo (como sucede con muchos alimentos en mi casa por no ser consumidos) y los va a tener que terminar tirando a la basura. Su respuesta fue que prefiere tirarlos antes de arriesgarse a tomar algo de una marca que no conoce. Cabe aclarar que estos jugos en cuestión de la marca BC La Campagnola, osea una primera marca y que no son nada baratos comparados con los Arcor o Tang. Entonces le cuestiono su postura y le digo: "¿Así que preferís tirar a la basura algo con tal de no probar algo que no conocés? Y que encima con lo que cuesta todo ahora, no nos podemos dar el lujo de tirar cosas por capricho." Separé igualmente el jugo para prepararlo. ¿Su reproche? Que la reté en vez de decir las cosas de manera delicada. Es mi madre, y todavía después de 37 años de haberme parido no sabe que la delicadeza no es parte de mí.
"Congelada" una vez más
Anoche ví Frozen por quinta vez. Solo que esta vez fue en casa, en la laptop y con mi mamá. La copia HD de iTunes sirvió como chupete mental hasta que el bluray salga a la venta, cosa que desconozco cuando lo hará acá en Argentina y dado que la posibilidad de comprar la versión americana por ahora luce casi imposible, bueno me conformo con la versión digital.
No voy a entrar en detalles sobre las voces originales en inglés que obviamente amé, porque para eso haré un análisis aparte. Este posts es más que nada una manera de dejarme un recordatorio personal de que además de continuar con mi investigación sobre las versiones de las canciones en los distintos idiomas y qué criterios se utilizaron a la hora de la traducción, también hay otras cuestiones que me gustaría analizar en profundidad y que no voy a hacer ahora.
Al fin logré acomodar en mi cabeza lo que en un principio cuando vi la película por primera vez me había "molestado" sobre los padres de Elsa y de Anna. La primera impresión fue de que ellos en cierta medida fueron culpables del trauma de Elsa, de sus miedos e inseguridades y que para efectos no la prepararon para enfrentar sus desafíos sino más bien la educaron para esconderse. Conforme vi la película las demás veces, me dí cuenta que en realidad ellos no lo hicieron con malas intenciones, sino que no sabían como lidiar con una hija con esos poderes y a lo único que pudieron recurrir para protegerla fue al encierro y al aislamiento, algo bastante común si tenemos en cuenta el contexto histórico (siglo XIX) y social. Anoche volví a la impresión inicial que había tenido y si bien reconozco que lo que hicieron fue por amor, eso no quita el hecho de que a ambas chicas en cierta medida les arruinaron la infancia y no les dieron elementos para que cuando quedaran solas pudieran enfrentar el mundo. Podrán decirme que si no hubiese sido así no hubiese habido conflicto y por ende no había historia ni película, pero eso no quita que uno no pueda analizar las conductas y decisiones de los personajes y sus consecuencias para con la historia. Creo que los guionistas no solo buscaron transmitir como mensaje central el amor fraternal, sino mostrar toda la dinámica de los vínculos familiares y como una decisión o una actitud que se toma ante una situación puede marcar de por vida a alguien.
El mensaje no es solamente para los chicos, para que aprendan a valorar los vínculos fraternales sino también para los padres, para que vean que tener un hijo especial requiere aceptación primero de parte de ellos para que ese niño pueda aceptarse a sí mismo y luego ser aceptado por su entorno. Esconder, encerrar, reprimir, sobreproteger pueden parecer las opciones más lógicas y quizás desesperadas ante situaciones difíciles, porque un padre siempre va a querer evitarle sufrimiento a su hijo, pero hay que saber ver que a largo plazo lejos de salvarlos del sufrimiento se los condena a una pena y carga mucho más grande.
Como dije, este post es más bien una forma de acordarme de realizar un ensayo sobre esa parte específica de la historia, sobre el rol que los padres de Elsa y Anna jugaron en las vidas de ellas, sin juzgarlos porque se entiendo que lo hicieron pensando en lo mejor para las hijas, pero lo hicieron con miedo y ya sabemos que el miedo puede ser el peor enemigo.
No voy a entrar en detalles sobre las voces originales en inglés que obviamente amé, porque para eso haré un análisis aparte. Este posts es más que nada una manera de dejarme un recordatorio personal de que además de continuar con mi investigación sobre las versiones de las canciones en los distintos idiomas y qué criterios se utilizaron a la hora de la traducción, también hay otras cuestiones que me gustaría analizar en profundidad y que no voy a hacer ahora.
Al fin logré acomodar en mi cabeza lo que en un principio cuando vi la película por primera vez me había "molestado" sobre los padres de Elsa y de Anna. La primera impresión fue de que ellos en cierta medida fueron culpables del trauma de Elsa, de sus miedos e inseguridades y que para efectos no la prepararon para enfrentar sus desafíos sino más bien la educaron para esconderse. Conforme vi la película las demás veces, me dí cuenta que en realidad ellos no lo hicieron con malas intenciones, sino que no sabían como lidiar con una hija con esos poderes y a lo único que pudieron recurrir para protegerla fue al encierro y al aislamiento, algo bastante común si tenemos en cuenta el contexto histórico (siglo XIX) y social. Anoche volví a la impresión inicial que había tenido y si bien reconozco que lo que hicieron fue por amor, eso no quita el hecho de que a ambas chicas en cierta medida les arruinaron la infancia y no les dieron elementos para que cuando quedaran solas pudieran enfrentar el mundo. Podrán decirme que si no hubiese sido así no hubiese habido conflicto y por ende no había historia ni película, pero eso no quita que uno no pueda analizar las conductas y decisiones de los personajes y sus consecuencias para con la historia. Creo que los guionistas no solo buscaron transmitir como mensaje central el amor fraternal, sino mostrar toda la dinámica de los vínculos familiares y como una decisión o una actitud que se toma ante una situación puede marcar de por vida a alguien.
El mensaje no es solamente para los chicos, para que aprendan a valorar los vínculos fraternales sino también para los padres, para que vean que tener un hijo especial requiere aceptación primero de parte de ellos para que ese niño pueda aceptarse a sí mismo y luego ser aceptado por su entorno. Esconder, encerrar, reprimir, sobreproteger pueden parecer las opciones más lógicas y quizás desesperadas ante situaciones difíciles, porque un padre siempre va a querer evitarle sufrimiento a su hijo, pero hay que saber ver que a largo plazo lejos de salvarlos del sufrimiento se los condena a una pena y carga mucho más grande.
Como dije, este post es más bien una forma de acordarme de realizar un ensayo sobre esa parte específica de la historia, sobre el rol que los padres de Elsa y Anna jugaron en las vidas de ellas, sin juzgarlos porque se entiendo que lo hicieron pensando en lo mejor para las hijas, pero lo hicieron con miedo y ya sabemos que el miedo puede ser el peor enemigo.
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miércoles, febrero 05, 2014
La vida se abre paso a como dé lugar.
Si nos detenemos a observar las pequeñas cosas que nos ofrece la naturaleza vamos a sorprendernos más de lo que esperamos. No necesitamos irnos muy lejos, quizás con poner atención a nuestro propio patio, jardín o balcón es suficiente.
En este último mes tuve dos gratas sorpresas gentileza del mundo botánico. La primera de ellas fue el árbol de palta o aguacate que mi papá tiene en el patio de su casa. Calculo que ya debe hacer fácilmente unos 15 años o más que mi papá plantó un carozo de palta en una maceta y prendió rápidamente. Con el tiempo lo trasplantó al suelo y creció hasta convertirse en un árbol de unos 4 o 5 mts de altura con una copa frondosa, el único problema es que no daba frutos. Mi papá empezó a impacientarse y el árbol al ser tan tupido le hacía mucha sombra lo cual causó que algunas plantas terminaran secándose al tener bloqueada la luz del sol. En los últimos tiempos se había empecinado en querer deshacerse del árbol, idea que a mí no me gustaba en absoluto. Este verano se la pasó hablando de que iba a ver la manera de cortarlo y a mí se me encogía el corazón. Realmente no me gusta matar un árbol o una planta. Me contó que durante estos últimos años probó todo tipo de métodos para matarlo: echarle kerosene en las raíces así se secaba y era más fácil poder cortarlo, ahogarlo con agua, y otros métodos más que no recuerdo. La cosa era que el árbol se volvía cada vez más fuerte y crecía más. Hará unas dos semanas atrás más o menos, estábamos en el patio viendo las plantas y volvió a surgir el tema de la palta. Justo en el momento que él dice "y en todos estos años esta árbol no dio una puta palta", yo miro hacia arriba y casi se me cae la quijada de verlo colmado de paltas en sus ramas. A veces costaba encontrarlas porque al ser verdes se mimetizaban con las hojas, pero cuando uno focalizaba la vista podían verse muchas, incluso en las ramas más altas que ya casi lindan con la casa vecina. Mi alegría fue indescriptible, porque no solo significaba que ya no era necesario cortarlo porque dejaba de ser un árbol inútil sino que me pareció increíble como logró sobrevivir a todos los intentos de destrucción y al contrario se fortaleció hasta el punto de dar frutos. Logramos cortar un par de paltas, pero necesitamos una herramienta mejor que mi papá dijo que va a preparar.
Por otro lado, hace un mes empecé un experimento de germinación de porotos en frasco. Sí, es el mismo experimento que se suele hacer en escuela primaria. Sí, yo lo hice cuando tenía 9 años. El tema es que cuando se hace en la escuela, es solo a modo anecdótico para ver como crecen las raíces y los tallos a partir del poroto pero una vez conseguido el objetivo la planta se tira. Hacía rato que tenía ganas de volver a hacerlo, tenía ganas de maravillarme otra vez como una niña ante algo tan sencillo como es el origen de una vida. También se sumó el hecho de que dedicarme un poco a las plantas es parte de mi terapia para luchar y terminar de salir de una crisis que vengo arrastrando por más de dos años. En fin, llevé a cabo la germinación, de 7 porotos que puse en el frasco solo 2 prendieron. Eso se debió a que eran porotos de diferentes marcas y evidentemente los 5 que no germinaron no eran fértiles. Fui tomando registro fotográfico diario de como la germinación iba progresando. Hasta que los porotos ya tenían raíces desarrolladas y tallos con hojas, fue ahí cuando decidí pasarlos a una maceta. Quizás me apresuré en hacerlo, o tal vez el hecho de que la planta estuvo todo el día encerrada en el departamento sin recibir luz directa del sol, pero la cuestión es que los tallos no sobrevivieron y se secaron. Así que con un dejo de tristeza, pensé en germinar nuevos porotos para volver a experimentar pero esta vez dando más tiempo antes del trasplante. Hoy me asomé al patio a ver la planta de pimientos que mi papá me había comentado que estaba llena de pimpollos, y de paso me asomé a mi maceta muerta y para mi sorpresa me encuentro con están creciendo tres tallos nuevos. ¿La expliación? Las raíces siguen vivas bajo la tierra y están germinando.
No hay caso, la vida no se detiene. No importa que obstáculos pongamos, siempre se abre camino. Y lo que muere siempre vuelve de alguna manera.
En este último mes tuve dos gratas sorpresas gentileza del mundo botánico. La primera de ellas fue el árbol de palta o aguacate que mi papá tiene en el patio de su casa. Calculo que ya debe hacer fácilmente unos 15 años o más que mi papá plantó un carozo de palta en una maceta y prendió rápidamente. Con el tiempo lo trasplantó al suelo y creció hasta convertirse en un árbol de unos 4 o 5 mts de altura con una copa frondosa, el único problema es que no daba frutos. Mi papá empezó a impacientarse y el árbol al ser tan tupido le hacía mucha sombra lo cual causó que algunas plantas terminaran secándose al tener bloqueada la luz del sol. En los últimos tiempos se había empecinado en querer deshacerse del árbol, idea que a mí no me gustaba en absoluto. Este verano se la pasó hablando de que iba a ver la manera de cortarlo y a mí se me encogía el corazón. Realmente no me gusta matar un árbol o una planta. Me contó que durante estos últimos años probó todo tipo de métodos para matarlo: echarle kerosene en las raíces así se secaba y era más fácil poder cortarlo, ahogarlo con agua, y otros métodos más que no recuerdo. La cosa era que el árbol se volvía cada vez más fuerte y crecía más. Hará unas dos semanas atrás más o menos, estábamos en el patio viendo las plantas y volvió a surgir el tema de la palta. Justo en el momento que él dice "y en todos estos años esta árbol no dio una puta palta", yo miro hacia arriba y casi se me cae la quijada de verlo colmado de paltas en sus ramas. A veces costaba encontrarlas porque al ser verdes se mimetizaban con las hojas, pero cuando uno focalizaba la vista podían verse muchas, incluso en las ramas más altas que ya casi lindan con la casa vecina. Mi alegría fue indescriptible, porque no solo significaba que ya no era necesario cortarlo porque dejaba de ser un árbol inútil sino que me pareció increíble como logró sobrevivir a todos los intentos de destrucción y al contrario se fortaleció hasta el punto de dar frutos. Logramos cortar un par de paltas, pero necesitamos una herramienta mejor que mi papá dijo que va a preparar.
Por otro lado, hace un mes empecé un experimento de germinación de porotos en frasco. Sí, es el mismo experimento que se suele hacer en escuela primaria. Sí, yo lo hice cuando tenía 9 años. El tema es que cuando se hace en la escuela, es solo a modo anecdótico para ver como crecen las raíces y los tallos a partir del poroto pero una vez conseguido el objetivo la planta se tira. Hacía rato que tenía ganas de volver a hacerlo, tenía ganas de maravillarme otra vez como una niña ante algo tan sencillo como es el origen de una vida. También se sumó el hecho de que dedicarme un poco a las plantas es parte de mi terapia para luchar y terminar de salir de una crisis que vengo arrastrando por más de dos años. En fin, llevé a cabo la germinación, de 7 porotos que puse en el frasco solo 2 prendieron. Eso se debió a que eran porotos de diferentes marcas y evidentemente los 5 que no germinaron no eran fértiles. Fui tomando registro fotográfico diario de como la germinación iba progresando. Hasta que los porotos ya tenían raíces desarrolladas y tallos con hojas, fue ahí cuando decidí pasarlos a una maceta. Quizás me apresuré en hacerlo, o tal vez el hecho de que la planta estuvo todo el día encerrada en el departamento sin recibir luz directa del sol, pero la cuestión es que los tallos no sobrevivieron y se secaron. Así que con un dejo de tristeza, pensé en germinar nuevos porotos para volver a experimentar pero esta vez dando más tiempo antes del trasplante. Hoy me asomé al patio a ver la planta de pimientos que mi papá me había comentado que estaba llena de pimpollos, y de paso me asomé a mi maceta muerta y para mi sorpresa me encuentro con están creciendo tres tallos nuevos. ¿La expliación? Las raíces siguen vivas bajo la tierra y están germinando.
No hay caso, la vida no se detiene. No importa que obstáculos pongamos, siempre se abre camino. Y lo que muere siempre vuelve de alguna manera.
viernes, enero 31, 2014
Suéltalo, déjalo ir y liberáte.
En la vida enfrentamos rupturas y pérdidas desde que nacemos. Una vez que llegamos al mundo dejamos atrás la seguridad y el comfort del vientre materno y de repente tenemos que enfrentar el exterior con total crudeza. Es el primer trauma, el primer golpe que recibimos y sin saberlo es lo que desde el inicio nos prepara para el resto de nuestra vida.
Nuestra existencia es un continúo ciclo de pérdidas y la subsecuente adaptación a las mismas. Perdemos seres queridos ya sea de manera física y emocional cuando fallecen o simplemente los perdemos cuando la distancia y la vida misma los aleja de la nuestra. Perdemos mascotas, lugares, cosas materiales, trabajos, estudio, pero no nos queda otra que seguir adelante. ¿Porque después de todo de eso se trata vivir, no?
Cuando uno está metido hasta el cuello a mitad de una pérdida cree que el mundo se acaba y que la vida ya no tiene más sentido, hasta que miramos alrededor y siempre encontramos una razón para seguir.
En los 37 años que llevo en este mundo tuve que afrontar muchas pérdidas como es lógico. De toda índole y matiz. Todas me afectaron, de diferente manera pero lo hicieron.Y siempre las tuve que elaborar pensando que una etapa se cerraba y otra nueva y mejor empezaba. Lo de nueva es indudablemente cierto pero mejor el tiempo se encarga de evaluarlo.
Dejando de lado el duelo que se lleva a cabo cuando alguien muere, existen otros duelos, porque cada vez que algo se acaba deja un vacío, y ese vacío debe elaborarse con el tiempo necesario para que las heridas empiecen a cicatrizar.
Sé que a partir del domingo voy a iniciar una etapa de duelo que desconozco cuanto tiempo me llevará, tampoco sé si las heridas se cerraran del todo, pero al menos haré el intento. Elegir alejarse de alguién, terminar una relación sea de la naturaleza que sea, lo deja a uno con cierto desequilibrio y hasta perdido. Porque lo que durante mucho tiempo ocupó mente y corazón de repente no está y a veces es uno mismo quien debe escoger que eso no esté más por su propio bien.
Cuando comento con gente allegada que tuve una ruptura con cierta persona, me dicen "Pero ustedes no tenían una relación". La gente suele confundir el término relación con pareja o noviazgo, y las relaciones humanas son muchas y variadas. Además que una de las partes, yo en este caso, tuviera sentimientos románticos hacia la otra parte la convierte en una semi relación romántica de amor no correspondido que puede llegar a generar el mismo desgaste o peor que una relación convencional. Si digo que durante dos años y medio sufrí, no exagero y si digo que el desgaste es peor tampoco. En el marco de una relación convencional hay de todo: buenos y malos momentos y uno puede hacer un balance y rescatar lo positivo; pero si durante dos años y medio todo fue muy vago, indefinido y encima el único saldo que deja es frustración y decepción el saldo es muy negativo. No voy a decir que no rescato cosas de esta etapa porque sino estaría mintiendo, rescato muchas pero el sabor amargo de boca me cuesta sacármelo.
No voy a ahondar en detalles de la situación porque no lo amerita el medio. Lo único que puedo decir es que no es fácil tomar la decisión y la iniciativa de terminar algo porque el miedo que se siente es inevitable. Quizás ahora me siento fuerte y decidida porque fueron muchas las experiencias que he vivido y sumado a eso la terapia me ayudó a encontrar el camino y acomodar las prioridades. El egoísmo en dosis medidas es sano y necesario porque uno necesita quererse y centrarse en sí mismo para cuando tenemos que enfrentar una pérdida no nos perdemos también nosotros.
Por el momento sé que no es fácil lo que me espera por delante, pero tampoco es imposible. Lloraré cuando así lo sienta y día a día lo iré soltando, lo dejaré ir y me liberaré.
Nuestra existencia es un continúo ciclo de pérdidas y la subsecuente adaptación a las mismas. Perdemos seres queridos ya sea de manera física y emocional cuando fallecen o simplemente los perdemos cuando la distancia y la vida misma los aleja de la nuestra. Perdemos mascotas, lugares, cosas materiales, trabajos, estudio, pero no nos queda otra que seguir adelante. ¿Porque después de todo de eso se trata vivir, no?
Cuando uno está metido hasta el cuello a mitad de una pérdida cree que el mundo se acaba y que la vida ya no tiene más sentido, hasta que miramos alrededor y siempre encontramos una razón para seguir.
En los 37 años que llevo en este mundo tuve que afrontar muchas pérdidas como es lógico. De toda índole y matiz. Todas me afectaron, de diferente manera pero lo hicieron.Y siempre las tuve que elaborar pensando que una etapa se cerraba y otra nueva y mejor empezaba. Lo de nueva es indudablemente cierto pero mejor el tiempo se encarga de evaluarlo.
Dejando de lado el duelo que se lleva a cabo cuando alguien muere, existen otros duelos, porque cada vez que algo se acaba deja un vacío, y ese vacío debe elaborarse con el tiempo necesario para que las heridas empiecen a cicatrizar.
Sé que a partir del domingo voy a iniciar una etapa de duelo que desconozco cuanto tiempo me llevará, tampoco sé si las heridas se cerraran del todo, pero al menos haré el intento. Elegir alejarse de alguién, terminar una relación sea de la naturaleza que sea, lo deja a uno con cierto desequilibrio y hasta perdido. Porque lo que durante mucho tiempo ocupó mente y corazón de repente no está y a veces es uno mismo quien debe escoger que eso no esté más por su propio bien.
Cuando comento con gente allegada que tuve una ruptura con cierta persona, me dicen "Pero ustedes no tenían una relación". La gente suele confundir el término relación con pareja o noviazgo, y las relaciones humanas son muchas y variadas. Además que una de las partes, yo en este caso, tuviera sentimientos románticos hacia la otra parte la convierte en una semi relación romántica de amor no correspondido que puede llegar a generar el mismo desgaste o peor que una relación convencional. Si digo que durante dos años y medio sufrí, no exagero y si digo que el desgaste es peor tampoco. En el marco de una relación convencional hay de todo: buenos y malos momentos y uno puede hacer un balance y rescatar lo positivo; pero si durante dos años y medio todo fue muy vago, indefinido y encima el único saldo que deja es frustración y decepción el saldo es muy negativo. No voy a decir que no rescato cosas de esta etapa porque sino estaría mintiendo, rescato muchas pero el sabor amargo de boca me cuesta sacármelo.
No voy a ahondar en detalles de la situación porque no lo amerita el medio. Lo único que puedo decir es que no es fácil tomar la decisión y la iniciativa de terminar algo porque el miedo que se siente es inevitable. Quizás ahora me siento fuerte y decidida porque fueron muchas las experiencias que he vivido y sumado a eso la terapia me ayudó a encontrar el camino y acomodar las prioridades. El egoísmo en dosis medidas es sano y necesario porque uno necesita quererse y centrarse en sí mismo para cuando tenemos que enfrentar una pérdida no nos perdemos también nosotros.
Por el momento sé que no es fácil lo que me espera por delante, pero tampoco es imposible. Lloraré cuando así lo sienta y día a día lo iré soltando, lo dejaré ir y me liberaré.
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