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miércoles, febrero 03, 2016

Pérdidas, dolor y decisiones

Ayer hizo dos semanas que falleció mi papá después de tres meses de que estuviéramos yendo y viniendo del sanatorio. Durante estas dos semanas he tenido que darle la noticia a familiares, amigos y demás conocidos. Cada vez que lo digo siento como si no fuera yo quien suelta las palabras o como si se tratase de la realidad de otra persona y no la mía. Desde la psicología se dice que es una parte normal del proceso del duelo la etapa de no poder creer lo acontecido. Yo la estoy transitando ahora, en realidad el no creerlo se turna con el choque violento de la realidad de que él ya no está, con la tristeza profunda que me genera su ausencia y el peso de todas las responsabilidades sobre mis hombros. 

El lunes hizo una semana que me explotó una de las minas del campo minado llamado noviazgo, y con mi novia en este momento estamos atravezando una especia de hiatus o pausa, dónde queremos recuperar lo que fuimos perdiendo y desgastando con el tiempo: nuestra amistad y compañerismo. Por lo tanto somos y no somos novias y no sabemos que será de nuestra relación. Es una situación de mierda ese limbo en el que estamos  porque la que más necesita de eso es ella y no  yo. Lamentablemente no tengo una perilla con la cual apagar mis sentimientos de pareja hacia ella y seguir como si nada, pero al mismo tiempo sé que si tomo distancia de verdad se va todo al caño. Quizás lo que más me duele de toda esta situación es el momento en el que se da o más bien el momento que la otra parte eligió para plantear la crisis. Porque si ya no tenía suficiente con el duelo de mi papá, se le suma además esa incertidumbre y ansiedad de que mi noviazgo quizás nunca vuelva a ser un noviazgo. 

En el medio de todo esto están el negocio, la facultad, los perros y mi mamá. Y tengo que mantenerme fuerte por todos ellos. El negocio en estos momentos es mi único ingreso económico y tendrá que serlo por un tiempo porque es la única alternativa que me queda en lo que termino la carrera. La facultad no se toca porque luché mucho para llegar a dónde llegué con la carrera como para abandonar a mitad de camino. Las chances que te da la vida no se desperdician. Los perros y mi mamá dependen de mí y no puedo bajar los brazos porque ellos no tienen la culpa de mis cargas: ellos también a su manera tienen que sobrellevar la pérdida de mi papá. Ya tienen suficiente. 

Soy consciente de que no puedo quedarme tirada solo pensando en el dolor que conlleva elaborar el duelo de mi papá y tengo que seguir adelante. Por eso trato de no quedarme quieta por mucho tiempo ya sea física o mentalmente. Necesito estar ocupada, resolviendo problemas y cuestiones, haciendo cosas. Y ante todo recordarlo con el afecto y amor que siempre le tuve a pesar de nuestras grandes diferencias. Por lo tanto, ya comencé con la limpieza de la casa y de a poco veré de arrancar con los tan porstergados arreglos.

Con respecto a mi relación, he decidido pulir las aristas que en parte ocasionaron esta crisis. Aflojar con mi mal genio, con mis críticas poco constructivas y mi estado de negatividad. Pero solo eso, porque una relación se hace de a dos y no pienso colgarme la mochila que no me corresponde. Admito que no me resulta fácil esta situación de no saber que va a pasar, o de estar a expensas de que la otra parte decida que pasé el examen y que podemos ser pareja nuevamente. Realmente no sé si es algo tan saludable, pero por el momento acepto el desafío por la parte que me toca, el tiempo dará el veredicto final. 

En el negocio de a poco voy a ir implementando los cambios necesarios para levantar las ventas y en la facultad ya me hice un plan de cursado que incluye no rendir nada este año y recursar el año que viene las dos materias que me vienen dando dolores de cabeza desde primer año. Los perros ya se están acostumbrando a la nueva rutina y mi mamá mañana arranca con terapia. 

Yo por mi parte necesitaría unas vacaciones pero por ahora es imposible. Solo me queda juntar mucha fuerza, seguir adelante y que sea lo que el destino quiera.

viernes, octubre 17, 2014

Encrucijada



Hablando hoy con mi novia sobre la carrera que va a comenzar el año próximo, su trabajo, los malavares económicos y como eso afectará nuestra relación a distancia, me quedé en modo introspectivo con respecto a mi propia situación. Desde hace tiempo que hee estado considerando buscar trabajo pero lo que me tira para atrás es el hecho de que se puede ver en peligro el cursado del traductorado. Por un lado necesito un trabajo aunque sea de medio tiempo, necesito dinero. Además no me vendría mal para ganar experiencia y de paso independizarme del entorno familiar que últimamente no me está haciendo nada bien.  El tema es que el tiempo y la energía que insume un trabajo pondrían en grave riesgo la carrera porque también consume mucho tiempo y energía. Lamentablemente es una carrera que además de las horas de cursado exige prácticamente la misma cantidad de horas en casa estudiando, haciendo trabajos prácticos y tarea. Este año las cinco materias me desbordaron por su nivel de exigencia y abandoné tres. Mi plan es el año que viene cursar cinco materias porque no quiero que la carrera se me haga eterna, cuanto mucho calculo tres años más de cursado y ya. Necesito recibirme para poder ejercer la profesión y sé que si me pongo a trabajar eso no va a suceder en un futuro inmediato.
También soy consciente que no es algo imposible el combo de estudiar y trabajar y que requiere más bien predisposición y sacrificio; dos cosas que quizás hace veinte años atrás estaba más dispuesta a hacer pero que ahora ya perdí las ganas y la estamina.  No sé si estoy dispuesta a sacrificar mi tiempo libre y mis hobbies, además sé que si lo hago eso implicaría que mis niveles de stress se irían por las nubes y me voy a colapsar como ya me ha pasado. Los colapos por stress no son nada bonito y después me tengo que tomar un mes o un año sabático para recuperarme.
Todavía no sé bien qué hacer. En mi situación un trabajo remoto que se pueda realizar desde casa y con horarios flexibles sería lo ideal, pero no sé por dónde arrancar. Lo único que sé es que necesito dinero, necesito terminar la carrera y siento que ambas cosas no van de la mano.