Ayer fuimos con mis padres al cementerio La Piedad a despedir a mi tía. Como no hubo velatorio y mañana la van a cremar, el funeral consistió en acompañar el ferétro desde la entrada del cementerio hasta la capilla donde queda en espera hasta el momento de la cremación.
Creo que en ese momento me cayeron las fichas de la situación. Es increíble como la mente a veces precisa ver las cosas para aceptarlas. Estar allí, me hizo aceptar la realidad de que no la voy a ver más, de que ya no está entre nosotros. Como que el día anterior estuve como en estado de shock y al caer en la cuenta fue cuando solté el llanto.
Me reencontré con mis primos que hacía años que no veía. Luego mi prima Adriana nos trajo a casa en su auto. Ella vive en Buenos Aires y cuando venía acá casi nunca nos encontrábamos. Tal es el caso que me dijo "Mira en que situación nos vemos".
Todo esto me hizo pensar y recordar muchas cosas. De cuando yo era más chica, aún estaba en la secundaria y me veía seguido con mi primo, los hijos de él eran chiquitos y yo los hacía jugar. O de cuando íbamos a la casa de mis abuelos en Las Parejas en el verano. Y todo eso me hizo pensar en como la gente se distancia, aún siendo familia. Los distanciamientos se dan por múltiples causas, muchas veces por el rumbo que toma la vida de cada uno y otras por reyertas familiares que lo único que logran es separar y me pregunto ¿Para qué? Para que después todo acabe en un segundo, dejemos este mundo y mientras estuvimos acá nos privamos de disfrutar con nuestros seres queridos y aquellos que nos une la sangre.
Es por eso que estoy tratando de buscar el balance justo entre todas las cosas. Lo presente, pasado y futuro. Los vínculos que tengo en el presente y los que tenía antes. Para seguir adelante con todo.
Me doy cuenta de que he dejado de hacer cosas que me gustaban mucho, y me empecé a cuestionar ¿Si me gustaban por qué dejé de hacerlas? Si es tan breve nuestro paso por este mundo, por que privarnos de lo que nos gusta, por que dejar de lado a aquellos que queremos y olvidarnos de las cosas que nos definían día a día.
Quiero regresar al orígen de todo, volver a esas pequeñas cosas que con el tiempo fuí dejando de lado porque la rutina me fue ganando de a poco.
Sé que no es tarea fácil, pero tampoco imposible.
Hay veces que es preciso tener un sacudón fuerte como la pérdida de un ser querido para darse cuenta de muchas cosas. Lo importante es darse cuenta a tiempo, cuando todavía se puede cambiar.
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